La pintura del hogar, sus muebles, paredes, techos y aberturas ensambla lo necesario con lo agradable. Es sabida la influencia que tienen los colores sobre nuestro estado de ánimo, y como cualquier objeto que pintamos cobra nueva vida y atracción.
Una abertura de madera que es correctamente pintada, y que se vuelve a pintar en forma adecuada cada 5 años, dura 50 años. Si no lo hacemos, difícilmente dure 10, debido a la acción del agua y la luz, dependiendo de la madera… a veces menos.
El revoque, que es el recubrimiento de paredes y techos, constituye el elemento base para la pintura. El paso del tiempo, la acción de la lluvia y el sol en los exteriores, los vapores y humedades en baños, cocinas y sitios de lavado, las filtraciones de agua etc. van consumiendo el revoque tornándolo quebradizo y afectando a la larga la propia estructura, si no lo protegemos de un modo adecuado con la pintura. Cualquier estructura metálica, como rejas o muebles de jardín sin este mantenimiento no solo afea el aspecto de nuestro hogar: en realidad terminan inutilizándose. Lo mismo sucede con los pisos de madera, barandas y escaleras.
Por lo tanto, además de darnos placer estético, la verdadera función de la pintura es la conservación y protección.